Idea en proceso
O proceso de pensamento do proxecto fol.
Dejamos un poco de lado, pues, la idea de la escalada. ¿Por qué?.
Bueno, creo que el propio proceso de ir creando la pieza fue dejando de lado esta idea, quiero decir, que mientras se fue construyendo fueron surgiendo necesidades e ideas que luego fueron incompatibles con la primera. Podemos enumerar ahora esas pequeñas cosas que fueron dando la forma que tiene en estes momentos:
+ Por un lado el fol es muy grande, demasiado grande para poder abarcarlo por una sola persona y así poder trepar por el, por lo que es muy difícil de escalar, por no decir imposible. Yo me colgué dos veces de el, pero utilizando una escalera…
En principio el fol no iba a ser tan grande, pero cuando lo estabamos cortando, no pudimos contenernos. Había de fondo una necesidad y un deseo de inmensidad, de hacerlo lo más grande y monstruoso posible. Es muy importante que sea grande y extraño, cuanto más mejor; ha de tener una especie de atractivo hacia el público, tiene que seducirlo, y un truco para conseguirlo es dándoles un objeto extraño que les resulte tremendamente familiar. Cambiandole la escala a un objeto es una via para lograrlo y al mismo tiempo lo hace mostruoso y por consiguiente atractivo.
Abajo pongo un fragmento de “el jardín de las delicias” de El Bosco, en el aparece una gaita gigante encima de la cabeza del hobre-árbol. Está extraído del lateral del “infierno” del tríptico donde los instrumentos son utilizados para torturar a la gente. De aquí extraemos una referencia hacia la utilización del instrumento y la música como cautivador y redentor, como perversa seducción.
Viendo esta imagen podemos facilmente imaginar el sonido que se produce, sin duda un sonido no armonizado sinó de tintes “concretos”, casuales, ruidosos por el roce del cuerpo con los instrumentos, una forma de tocar involuntaria que produce un sonido caótico y contextual.
+ Poco a poco fue apareciendo la idea del fol como un instrumento que suena a sí mismo, que suena a su morfología en relación con su entorno. Es como una explosión del fenómeno que lo identifica, por ejemplo, hay obejetos que suenan a sí mismos, que revelan su forma, su extructura, su relación con el entorno, como es el caso de un mueble cualquiera, un armario.
El armario permanece en silencio (aparentemente) durante todo el dia, quieto, tranquilo…, pero, de repente, por la noche comienza a crugir, se agita internamente y con el paso del tiempo puede que incluso se deforme y le aparezcan grietas.
Su forma se revela, su extructura se manifiesta, se comunica a través del ruído que produce se contorsión interna, y muta por efecto del entorno. Cuando oímos un armario crugir es como si percibieramos todo esto de golpe, y nos seduce. Oímos su forma, su constitución, y como la temperatura lo moldea, el espacio le da forma y el ruído del crugir es su manera de manifestarse a sí mismo.
Bien, con el fol pasa lo mismo, ha de sonar su forma, ha de manifestarse el aire acumulandose en su interior, cómo se “aprieta” para fluir por un agujero diminuto, como crujen las costuras por la presión del aire cuando se infla y cobra vida, como se moldea al ser extrujado por el entorno y la fuerza y naturaleza del agente exterior que lo manipula.
Y por supuesto hay que sobredimensionar esta percepción, igual que sucede con el mueble; ya que si no hubiera el nivel de silencio que hay cuando es de noche, su crugir pasaría totalmente desapercibido, digamos que el silencio de la noche funciona como un amplificador del sonido emitido por el mueble. Por lo tanto también es preciso amplificar y revelar el sonido del fol (y su entorno).
+ El nombre Fol procede de una parte de la gaita gallega (también llamada gaita de fol), que es la que se infla y desinfla con el soplido del instrumentista. Hay, por lo tanto, un vínculo directo con este instrumento, y por extensión con la cultura gallega.
Creo que la identificación con una o varias culturas o micro-culturas a través de la creación es básica, algo que surge expontaneamente dado el continuo feedback y retroalimentación que hay entre ellos, además de que se definen mutuamente.
Pero en este caso, además, se trabaja con un símbolo de esa cultura, e incluso con un fetiche cultural, por lo que tiene una gran carga connotativa y un fuerte peso histórico que lo pervierte. Sucede como con esos objetos que saltan de su dimensión para ubicarse en otra, que acaban definiendola y que ya no sólo es lo que se supone que es, sinó otra cosa. Hay multitud de ejemplos de este tipo en la publicidad y en los objetos que se mueven en el contexto de las leyes de mercado, pero me gustaría poner un ejemplo menos común, como un tenedor.
El tenedor se encuentra encerrado en la convención, la comunidad llega a un acuerdo para verlo y darle un significado: lo denomina culturalmente y lo condena. Pero el tenedor se puede revelar, puede hacer una acción, un movimiento y mutar su identidad. Así un tenedor puede convertirse en un asesino, en una mente inteligente o en un extraterrestre. Un tenedor puede apagar todos los ordenadores que hay en una sala, puede apagar la televisión y la máquina de café de un bar, puede hacer un cortocircuíto, por ejemplo. Sólo tiene que comprender el entorno, adptarse a el y mutar su forma si es necesario.
En la siguiente fotografía muestro un tenedor, cuya misión en su vida en el momento en el que se sacó la fotografía era hacer un cortocircuíto en un bar.
Tampoco se quiso hacer un fol o una gaita asesina, estas lineas no definen la pieza y tampoco la obra trata sobre estes temas, simplemente son métodos o pensamientos que se utilizaron a la hora de su creación, pero repito, Fol no significa lo que se escribe en este apartado. Fol es más grande que eso.
Liberar los objetos es algo que, en el arte, se da comunmente, Esther Ferrer y la silla, Hithcock y el mueble en la soga, Duchamp y el urinario, etc…