Dislocación

1 – Durante 8 días tocamos 3 bocinas de barco en una ciudad sin mar. De mañana, tarde y noche. Decidíamos a qué hora por un juego de azar despues de desayunar. Y anotábamos los tiempos haciendo nudos en una cuerda. 8 cuerdas. Las risas nos ponían a tono para el resto del día.

2 – En nuestra habitación había tres camas, un tedal, una mesa, un espejo para escondernos, cajas con cintas de video y una terraza sin puerta.
Nos adaptamos a vivir ahí, entre ruidos de máquinas, circuítos de aire acondicionado y luces de seguridad.
No es verdad que no pudieramos hablar.

3 – Al lado del taller taníamos un taller. Con dos lámparas, dos amplis, dos micrófonos y un espejo móvil. Allí probábamos cosas que luego hacíamos por el resto del museo (que no es un museo) o no. Cosas con la voz. Un dia enganchamos con una canción. pom … pom / pom … pom. Con una cadencia que hacía que pudiésemos estar cantándola todo el día sin parar.
Otro día hablabamos entre nosotros, cada unx en una sala diferente, y nos contábamos lo que veíamos.
– Acaba de entrar una persoa con una camisa a rayas.
– Vale.
– Creo que la conozco.
– ¿Quién es?
– Ya la verás cuándo pase por ahí.
Los amplificadores llevaban la voz por las salas del museo (que no es un museo).

4 – En la pared de la habitación colgamos 8 cajas, una por cada día entero que pasamos allí. Y metimos 16 cintas de video en todas ellas, que Claudio fue grabando.
Una caja, un día, una película.
De las dos cámaras que usabamos una se estropeó en el 6º día, o así. Ya no tragaba más cintas. El mecanismo que las metía no quería cerrarse y la cambiamos por otra que llevabamos por si acaso. Acabamos con dos sony pc110 y era chulo verlas juntas, igual de pequeñas.

notas:
grabar ducha
grabar maquillaje

3 edit 2 sonido bajo para hacer cosas

2.20
1.80
2.2
1.60
2.10
1.60

Fotografías de Claudio Pato, Manuel G. Vcente y mias.