Instrumentos propios y extraños: voz, tunicata, orinaco, bichería, palmaderas… en un entorno para dejarse llevar por la emoción. Siempre empujando la montaña en la búsqueda de una emoción. Una y otra vez reclamandola para ponerlo todo en llamas al estilo de droga tropical: el carbón como piña colada, las cenizas fruto de la pasión y el gas, guaraná que nos mantendrá en trance hasta el final. Es que lo que está más allá de las planicies no se puede saborear. Dame la mantequilla, tráeme la mantequilla, dame la mantequilla, tráeme la mantequilla, dame la mantequilla, tráeme dos tostadas bien mojadas de mantequilla para que se me pegue todo, todo, todo. Ese todo que se escapa y que es más que la suma de sus partes. En los fragmentos está el todo y no en el todo los fragmentos; la sublimación del singular. Lo demás es corteza llena de soledad que no alimenta la verdad.
Perdonad el baile.
Abrazos
